El viernes por la noche celebramos en SuperCoop la cena anual de traje –yo traje esto, tu trajiste lo otro. Y lo hicimos en un sitio muy especial del barrio: Esta es una plaza. Un espacio con vibraciones muy positivas porque es un proyecto comunitario de Lavapiés que liberó un solar predispuesto a la especulación urbanística protegido por vecinas y vecinos que lo han convertido en un oasis de recreo y naturaleza en mitad de nuestra monstruosa urbe. ¡Gracias a ellas por permitirnos cenar allí!
Con este escenario la cena tenía que salir bien sí o sí. La tarde noche fresca fue muy agradable, no sólo de temperatura, también de compañía. Desde tortilla de patata, pasando por los hojaldres de sobrada, aceituna… ensaladas de pasta, empanadas, cous cous, tzatziki… y bebidas de todo tipo, comida para un festín, porque siempre calculas mal y te traes de más, toda buenísima, mucha de ella casera, y de postre una tarta de tiramisú que ni los más altos maestros de la cocina podrían igualar.
Con estos ingredientes todo salió a pedir de boca. Conocimos nuevas compañeras, hablamos de nuestro proyecto y de las nuevas perspectivas que parecen halagüeñas, y así fue adentrándose la noche en el solar, tejiendo amistades, solidaridades y cooperaciones, porque aunque nos quieren consumidores, nosotras sabemos que somos cooperativistas y ciudadanas del mundo, un mundo sin fronteras.